Prueba superada

La boda de ayer fue muy divertida. No tenía demasiados problemas con los tacones. Bueno, lo normal: dolor en los pies, los tacones de los zapatos que desaparecieron en la cesped del pica-pica, posibilidad de movimiento limitado y los demás horrores de ir con tacones altos. No me caí ni he roto nada. Al momento que nos pusimos en la mesa para comer, me quite los taconazos y me quede descalza (mis pies estaban debajo de la mesa, nadie me vió). Que liberación! Después, para bailar, puse lo zapatos que compré el jueves, estos Bensimon que ahora están por todos los sitios y mis pies han ovlidado el dolor anterior muy rápido.
Estuve todo el rato pensando en una anecdota que me contó el Bonito cuando estuve practicando con los tacones la semana pasada. Me contó que una vez han cambiado los estands de la boqueria y en vez de verduras vendieron libros. Un estand fue ocupado por los de "Cómeme el coco, negro". Ellos vendieron piedras. Esas piedras, así explicaron, había que ponerlas en los zapatos y caminar en la Rambla arriba y abajo. Después de un rato así, hay que volver a casa, quitar los zapatos y la piedra y ver que felicidad.
Bueno, fotos todavía no tengo, pero si una gran resaca!